Fotos de Brigitte Viguier
Y llegó la paz a mí...
Y llegó la paz a mí,
vestida de paisaje
de medio día,
y llegó con su sonrisa,
con sus buenas maneras,
con su ternura
hecha belleza...
No hay cosa más sublime
y bella, como la paz,
que se te mete en las venas
para calmar el temblor
que a veces exalta
al corazón...
No hay cosa más serena,
sabia y cierta,
como la paz,
que sale desde dentro
y se transmite hacia afuera,
como un manto de sinceridad
y bondad,
para llenar a las almas inquietas
de su plenitud, de su tranquilidad...
No la veis en el brillo de las flores,
en el cielo celeste y diáfano del día,
en la oscuridad estrellada de las noches,
en la luna que dulcemente
enciende el espíritu de los navegantes
rumbo a un no sé donde...
No la veis pasar por tu lado
cuando quieres romper el silencio
y un murmullo a trigales te suaviza
el alma, para que calmes tu ira...
No la veis pero siempre está,
ahora está dentro mío,
que puedo pedir si lo tengo todo,
envuelta en esta paz en racimos
de felicidad,
mientras miro mi ser como cobija
a toda criatura que busca entre lágrimas
un rincón de meditación para su alma...
Raquel Norma Smerkin Roitman
28.01.2012
Todos los derechos reservados
Y llegó la paz a mí,
vestida de paisaje
de medio día,
y llegó con su sonrisa,
con sus buenas maneras,
con su ternura
hecha belleza...
No hay cosa más sublime
y bella, como la paz,
que se te mete en las venas
para calmar el temblor
que a veces exalta
al corazón...
No hay cosa más serena,
sabia y cierta,
como la paz,
que sale desde dentro
y se transmite hacia afuera,
como un manto de sinceridad
y bondad,
para llenar a las almas inquietas
de su plenitud, de su tranquilidad...
No la veis en el brillo de las flores,
en el cielo celeste y diáfano del día,
en la oscuridad estrellada de las noches,
en la luna que dulcemente
enciende el espíritu de los navegantes
rumbo a un no sé donde...
No la veis pasar por tu lado
cuando quieres romper el silencio
y un murmullo a trigales te suaviza
el alma, para que calmes tu ira...
No la veis pero siempre está,
ahora está dentro mío,
que puedo pedir si lo tengo todo,
envuelta en esta paz en racimos
de felicidad,
mientras miro mi ser como cobija
a toda criatura que busca entre lágrimas
un rincón de meditación para su alma...
Raquel Norma Smerkin Roitman
28.01.2012
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