El infinito es mío...
Siempre te temí,
como si fueras
la prueba de algo
que nunca acaba
en un angustioso
devenir de las almas...
Ahora te adquirí,
así de repente,
embebida por su calma,
no me inquietas,
no me impacientas,
al contrario, digo:
el infinito es mío,
me apoderé de él
desde que tengo
tu cariño...
Sé que no acabará jamás
este tiempo que ya
de tiempo nada le queda,
es un eterno momento
en donde el alma rueda
en una ruleta,
o como un trompo
sin parar... y a su manera...
Me dejo llevar
por su profunda velocidad
espiritual,
y me envuelvo
de un indefinido afán
de perdurar en el sentimiento
porque sé que la muerte
no puede con ellos...
El infinito es mío,
no encontraré en él el vacío,
tan temido...
Sí encontraré en sus aristas sombrías,
una paz sin nombre
de las almas que se encuentran
para compenetrarse en la tierra
que sólo conocen,
los que el amor recogen,
de su esforzadas siembras...
El infinito es mío,
ahora que lo deseo,
con ansiedad lo espero...
y por Dios... que no le temo...
Autoría: Raquel Norma Smerkin Roitman
9.12.2012
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