Todo empezó con un adiós...
adiós a las flores rotas,
a las mariposas no comprometidas,
ésas que no se quedan
en ninguna rosa,
... y siempre vuelan y vuelan,
insensibles....
sin dejar huellas de sus alas
velozmente desplazadas...
Adios a los que no se dejan ver,
esos silencios que duelen
en el corazón,
hasta más no poder,
a los miedos largos que arrinconan,
a la nostálgica parálisis del alma
cuando no encuentra la forma
de expresar su sentir
en palabras...
Todo empezó con un adiós,
y luego de esta triste despedida
llegó la luz a mi vida,
todo se hizo acción,
pura acción de amor...
Hubo blancos en la memoria
necesarios para sanar heridas,
hubo miradas noblementre objetivas,
que me llevaron
a comprender emociones
totalmente desconocidas...
Vale despedirse cada tanto,
de algunas cosas prendidas,
que aunque las querramos,
sus afectos son insano,
porque si el cariño nos lleva
al frenesí de un sufrimiento contínuo,
es tormento, es enfermedad,
es un mero masoquismo,
y no brilla el corazón,
queda opaco y con desazón...
Todo empezó con un adiós...
a una caravana de sentimientos
que mi alma pedía renovar,
para seguir escribiendo
el gran amor que siento por dentro...
Todo empezó con un adiós...
volví a crecer dentro de mí,
volví a renovar mis fuerzas
que creía vencidas...
Nada me vencerá
tan sólo yo misma
con mucha voluntad
seguiré eligiendo en mi camino,
con criterio equilibrado y fino,
quedarme con lo que me hace bien,
y alejarme de lo que me hace mal...
Raquel Norma Smerkin Roitman
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