viernes, 3 de febrero de 2012

Salir de tus propias culpas...

No hay castigo tan enorme, ni martirio tan punzante cómo el que tú misma te provocas con tus propias armas, no tienes reservado un lugar para tu perdón, es por ello que lazeras tu carne, ensañándote contigo, porque no encuentras forma de salir de tus propias culpas, no te tienes piedad,ni comprensión, para tu sufrido espíritu eres una pecadora sin luz ni voluntad... Déjate de herirte con esa devoción, mírate en el espejo de tu alma, y saca los ganchos sufrientes porque tu corazón ni tu mente los aguantan... Entra en tu alma y cúrate mirando a Dios y de frente...

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